Mauro Gil-Fournier abre con este artículo el Tema-LAAAB ‘Cartografiar lo imposible’.
Comenzamos en este tema ‘Cartografiar lo imposible’ una conversación abierta para continuar, expandir y aumentar los propósitos y alcances de nuestras prácticas cartográficas, mapeadoras y colaborativas.
El resurgir de la cartografía como elemento estético, decorativo y gráfico no viene solo, sino acompañado de prácticas innovadoras que han estado por lo menos estos últimos 15 años, ahondando en nuevas fuentes de verificación y visualización de nuestras sociedades tecnológicas.
Hoy, habitamos unas prácticas dopadas por datos e información de variabilidad constante y permanentemente expuesta. En nuestro trabajo, en nuestra casa, en nuestra intimidad. Desde múltiples actores: empresas, tecnologías y herramientas, se nos muestra la evolución de datos y más datos en formatos como tablas, diagramas, visual design o cartografías. Aún hoy, nos sorprende que Google, nos muestre en un mapa, los lugares donde hemos estados, haciendo qué y a qué hora. Google cartografía nuestro día a día y posee por lo tanto patrones de nuestro comportamiento. Google ha realizado una acumulación de nuestra vida, al igual que otras plataformas, empresas y el propio estado.
Dada esta situación. ¿Qué sentido tiene continuar cartografiando? ¿Qué necesitamos saber y conocer que no sepamos ya? ¿Qué herramientas y tecnologías nos hacen falta para cartografiar? Lo que resulta apasionante de estas preguntas es cómo y a qué prestamos atención hoy en día y qué procesos detona y genera. Ese es el propósito de los textos que comentaremos en este tema del LAAAB: Cartografiar lo imposible.
En nuestra propia experiencia, mapear o cartografiar iniciativas ciudadanas, procesos urbanos, contextos territoriales o relaciones digitales ha sido generar siempre un comienzo propio y común, apropiado y situado. Una manera de aprender haciendo con otros y poder detonar los primeros estados. Lo que podemos denominar como detonar y visualizar un territorio lleno de burbujas urbanas, aquellas comunidades que se unen por una necesidad particular, más o menos duraderas. Todas esos procesos que parecen invisibles ojos de la institución, pero nunca lo son.
Los mapeos, han ha permitido y permiten, que se den procesos de trabajo compartidos. Procesos y proyectos que se dan cuando estas burbujas se reconocen, comparten sus conocimientos y se ponen manos a la obra. Así han surgido cantidad de procesos urbanos que son hoy referencias en las ciudades. Pero los mapeos se componen de tecnologías e infraestructuras, de mediaciones, de lugares y territorios, de desarrollo de software y de herramientas teóricas. Varias guías, nos han explicado un ¿Cómo hacer? Como la de iconoclasistas o la que hicimos junto a Antonio La Fuente.
Así que en esta conversación queremos mirar hacia los procesos que las cartografías han generado. Cuáles son las concatenaciones de un planteamiento colectivo y de mapeo que ha llevado a otro estado las circustancias, argumentos, o a las personas participantes. Nos interesa en este blog, que procesos, comunidades, relaciones, etc.. se han detonado de alguna manera a tráves de colaborar en la realización de un determinado proceso de cartografías. Los autores/as invitados deben tirar del hilo, y relatarnos desde aquel primer día que comenzaron un proceso determinado de mapeo, ¿A dónde lo han llevado? ¿Qué alcances a tenido? ¿qué proceso concreto ha detonado? ¿Quién ha participado y quien no lo ha hecho? ¿Por qué han continuado, o porque lo han dejado? y ¿cómo lo han hecho para implicar, incluir, sumar otros actores en el proceso? Hablaremos entonces de cartografíar entidades de difusa materialidad, o muy pequeñas a una escala global. Mapear los procesos emergentes y aún por consolidar, lo que tiene que ver con cartografiar el cambio y las transiciones urbanas, cartografiar un tiempo pequeño y muy preciso.
La idea principal de cartografiar para comenzar con algo nuevo. Estos son algunos de los retos a los que nuestros escritores del Tema-LAAAB ‘Cartografiar lo imposible’ se han enfrentado en algún momento de sus procesos. La cartografia como la performatividad para comenzar o para trazar un cambio en la continuidad e inercia de un proceso. Cartografiar para colectivizar un saber, conocimientos y sus relaciones. Mapear para conocer y explorar, como se ha hecho siempre. Cartografiar para materializar o digitalizar lo imposible.
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