Autor: Diego Chueca/ Inteligencia Colectiva

Los entornos colaborativos son la base de los proyectos de innovación que van más allá de lo conocido hasta el momento y de la participación real que permite la incidencia en las políticas públicas.

Puede que los equipos innovadores sean los nuevos aventureros que se adentran en entornos desconocidos, que se lanzan a la exploración social y arriesgan su estabilidad para plantear retos de éxito dudoso. Como ofrecía Ernest Shackleton en el supuesto anuncio[1] para reclutar la tripulación del Endurance a la Antártida, los peligrosos son constantes, pero se garantiza honor y gloria en caso de éxito.

Y como ocurría con los exploradores del Polo Sur, hay proyectos basados en la fuerza y tenacidad de una o dos personas y otros fundamentados en equipos diversos, compenetrados y generosos que consiguieron superar a los primeros en esos momentos épicos. Un ejemplo claro es la tripulación del citado Endurance: un equipo tremendamente dispar de 28 personas que pudo transformar un fracaso seguro (quedaron atrapados en el hielo durante 21 meses en el hielo en el que Scott había muerto unos años antes) en uno de los mayores retos de la supervivencia humana.

Posiblemente, esta expedición habría fracasado si los náufragos hubieran sido 28 miembros de un equipo de élite de las fuerzas armadas británicas. Sin embargo, la extraordinaria combinación de marinos, cocineros, mecánicos, científicos, fotógrafos, etc. consiguió algo que resultaba casi imposible allá por 1914: sobrevivir 21 meses en campamentos improvisados en la Antártida, recorrer cientos de kilómetros caminando sobre el hielo y 1300 en un bote abierto cerca de Mar de Fuego. Cada uno de los integrantes de la expedición no sumo valor al grupo, sino que lo multiplicó y consiguió hacer mejor al resto.

Y eso es precisamente lo que estamos buscando con los entornos colaborativos que trabajan en innovación: grupos de personas diversas, abiertas a dar lo mejor de sí mismas para generar inteligencia colectiva y hacer que el colectivo mejore.

Si buscamos nuevos enfoques, es preciso facilitar el encuentro entre individuos y entidades que generen conexiones improbables y salgan del entorno conocido y ampliamente trillado. Tenemos que ser capaces de poner en contacto y unir a personas que no se hubieran encontrado si no se hubieran dado unas condiciones o un ambiente determinado.

Como decía Giancarlo de Carlo, el diseño de edificios es algo demasiado importante como para dejárselo sólo a los arquitectos. Y eso que él era arquitecto.

Posible receta para un equipo _CO

La receta para un equipo _CO. Fuente: Pixabay – Silviarita.

¿Cuáles serían las características de una persona integrante de un entorno colaborativo? Te proponemos algunas para empezar:

Humildad

Asumamos que no somos los mejores en todo. Tenemos mucho que aprender y hay gente ahí afuera haciendo cosas fabulosas. Aprendamos con humildad y empapémonos de su sabiduría.

Curiosidad

No tenemos claro que existan las medias naranjas, pero seguro que hay personas que nos complementan y que no vamos a conocer si no exploramos y superamos nuestros límites. Vamos a buscar esas piezas que nos faltan para mejorar el puzle.

Valentía

Decía una canción que sin riesgo no hay aventura jamás, no hay vida y no hay libertad. Asumamos que no todo puede salir bien. Prototipemos y lancémonos a la piscina de la innovación, pero llevemos casco por si no hay agua.

Disfrute

Nadie dijo que iba a ser fácil, la innovación está plagada de esfuerzo y constancia. Por ello, también es necesario saber disfrutar del viaje… y del éxito. Una buena labor es identificar y poner en valor los puntos de cohesión del equipo. Nos ayudarán cuando nos explote el experimento y haya que reiniciar.

Esta es nuestra receta para un equipo _CO, pero tenemos la certeza de que a ti se te van a ocurrir muchas más. ¿Por qué no nos dejas en los comentarios tus ingredientes principales y comenzamos a predicar con el ejemplo?

El lado _CO de la participación ciudadana

Pero si existe un área en la que el vector colaborativo muestre todo su potencial, es en el desarrollo de la participación ciudadana.

En estos procesos buscamos recoger la mayor diversidad de visiones posibles sobre el tema a tratar y contar con la implicación de personas dispares. Por ello, cuando se genera el mapa de actores (personas o entidades a las que se necesita convocar) se emplea el criterio de significatividad frente al de representatividad. Es decir, se prioriza la presencia de personas o entidades con en foques diversos y que tengan algo diferente que exponer frente a otras con gran respaldo (en número de socios o afiliados, por ejemplo), pero con un discurso repetido.

Generar conexiones y recoger la mayor diversidad de visiones posibles. (Fuente: Pixabay – aperez11219)

Esta circunstancia hace que en las sesiones de trabajo se generen conexiones entre personas que no se hubieran encontrado de forma natural. Estos talleres participativos son espacios de colaboración en los que se busca el bien común y se fomenta la creación de sinergias más allá de los intereses personales.

De hecho, tras el debate suele ser habitual que se terminen aceptando planteamientos ajenos aunque no se compartan. En otras palabras, las personas participantes pueden llegar a comprender la posición de otro grupo o persona, aunque no se coincida en el argumentario y cada una de las partes siga manteniendo su posición.  Y este es el germen perfecto para la creación de redes y el trabajo colaborativo.

No obstante, para que la colaboración genere los frutos esperados, la diversidad debe de tratarse con mino y cuidado. A través de la facilitación será necesario crear un encaje delicado que equilibre fuerzas y consiga que todas las partes se sientan cómodas. Se trata de una labor de artesanía en la que no existen fórmulas magistrales, pero que siempre comienza con el establecimiento de unos objetivos comunes y la generación de un marco de confianza.

Pongamos un ejemplo de entornos colaborativos en la participación: Rediseño de Centros de Interpretación de la Naturaleza

Podríamos contar con infinidad de ejemplos de entornos colaborativos en procesos de participación ciudadana. Uno muy claro es el desarrollado recientemente de forma conjunta por Fractal Strategy, Ester Serraz e Inteligencia Colectiva para el rediseño de los Centros de Interpretación de la Red Natural de Aragón.

La primera virtud _CO del proyecto ha sido conectar tres equipos de trabajo desde diferentes entornos, combinando el diseño de servicios públicos con la participación ciudadana, lo urbano y lo rural, las experiencias digitales y lo analógico. En esa colaboración en la que formaba parte como Inteligencia Colectiva, todo el equipo ha aprendido y ha dado lo mejor de sí mismo para buscar nuevos enfoques al proyecto. Esta colaboración nos ha obligado a salir de nuestras rutinas, emplear herramientas con las que no estábamos familiarizados y ceder en algunos planteamientos que considerábamos inamovibles. Equipo _CO de pies a cabeza.

Pero donde se ha producido un entorno colaborativo más visible ha sido en el trabajo con la ciudadanía. Con el fin de recoger todas las visiones en el rediseño de los espacios hemos tratado de contar con la mayor cantidad de enfoques posibles y las sesiones de trabajo han sido el encuentro de colectivos muy diferentes.

En los talleres combinamos los saberes de personas que conocían perfectamente el entorno natural (agentes de protección de la naturaleza y entidades conservacionistas), motores económicos del territorio (empresarias turísticas, emprendedores, industrias locales, etc.) y dinamizadoras locales (colectivos sociales, culturales y deportivos). Todas estas aportaciones se combinaron con las propias personas que trabajan en los centros de interpretación y de expertos y expertas nacionales en educación ambiental e interpretación del patrimonio natural, así como con representantes políticos locales que debían gestionar los recursos existentes.

Esta amalgama de saberes se tradujo en un diagnóstico muy amplio y lleno de matices que se plasmó en propuestas innovadoras. Ciertamente el trabajo fue más laborioso y se necesitó implicar a más personas, pero el resultado final es mucho más sólido y perdurable en el tiempo porque se desarrollaron alternativas cercanas al territorio y asumibles por todas las partes.

Esto es colaboración en estado puro. Cooperación y co-creación desde la diversidad gracias a la inteligencia colectiva, potenciando el sentimiento de pertenencia y la creación de comunidades.

[1] El anuncio tan épico y motivador como falso que se decía había sido publicado en The Times: “Se buscan hombres para un viaje peligroso. Paga reducida. Frío intenso. Largos meses en la más completa oscuridad. Peligro constante. Es dudoso que puedan regresar a salvo. En caso de éxito, recibirán honores y reconocimiento”. A pesar de ser una invención, nos sigue encantando. Sólo le faltaba pedir “hombres y mujeres” para redondearlo.

 

El HIP es un modelo para acelerar el cambio sistémico de las organizaciones que concibe la innovación como redes de conversaciones: deseos, visiones y afectos compartidos. Visita la web modelohip.net y conoce los seis vectores, las metodologías y los proyectos que ya utilizan #ModeloHIP.
  • Laboratorio para fomentar la participación ciudadana en el diseño de políticas públicas. El LAAAB es una herramienta de innovación democrática y un espacio de encuentro entre la administración y la sociedad civil, un lugar donde cooperar, reflexionar y experimentar junt=s sobre los desafíos comunes.

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