CAPITANAS DE LA VIDA: ASÍ CONSTRUYEN SORORIDAD EN LOS MONEGROS

Capitanas de la vida, las mujeres del programa “Tejiendo Sororidad” que llevan a cabo desde el Centro de Servicios Sociales de la Comarca de Monegros en colaboración con el proyecto Concilia, nos emocionaron y nos impulsaron el pasado martes 14 de junio a seguir trabajando contra las violencias de género. Algo teníamos que haber sospechado de esta potencia grupal cuando, en el formulario Soñando Aspasia en el 2022 con el que le preguntamos a la #ComunidadAspasia, apareció la propuesta de contarnos este proyecto en una píldora. Nos contó encontrar los tiempos y las formas pero finalmente pudo ser este pasado junio.

A las 17.00 de la tarde, después de hacer varias pruebas técnicas, estaban Angélica, Marta, María, Adana y Judith, dispuestas a contarnos sus experiencias, sus dificultades, sus puntos de apoyo y qué les estaba sirviendo a ellas para salir de la violencia machista. Angélica estaba frente a la cámara web y Marta, María, Adana y Judith hablaron con la cámara apagada, pero con mucha claridad y mucha fuerza.

Acompañándolas, animándolas y dando la cara ante la cámara web estaba también Encarna Palma, psicóloga de los Servicios sociales que, junto con Elena Planas (trabajadora social) y Elena Sánchez (educadora), forman el equipo profesional que impulsan el proyecto a raíz de necesidades detectadas en las mujeres víctimas de violencia de género que atienden en el Centro de Servicios Sociales de la Comarca Los Monegros.

Haciendo frente a algunas dificultades técnicas, la píldora fue un conversatorio muy fluido entre las monegrinas y el resto de la #ComunidadAspasia. Quizá de las píldoras que más expectación ha levantado, conforme iban hablando y contando sus dificultades, eran muchos los comentarios en el chat y las peticiones de palabra que iban surgiendo. No podemos resumir todo lo que se habló pero vamos a tratar de hacer un “punteado” de puntos álgidos y te dejamos el vídeo de la píldora, que te invitamos a ver en cuanto puedas:

  • Lo increíblemente difícil que es dar el paso de salir de esas relaciones, porque “es más fácil conocer a alguien que ha salido de la droga o del alcohol, que a alguien que ha salido de esto: todas las que conozco están en los periódicos”. 
  • “Te dicen que te tires a una red, que está ahí, que denuncies… pero tú por más que te asomas no ves esa red”. Y cómo por suerte luego, en Monegros al menos, te encuentras con un grupo de mujeres que te entiende, que te apoya, que te anima.
  • La violencia psicológica “que te destroza por dentro, poco a poco, hasta hacerte pequeñita y casi desaparecer” y también la más desconocida, la más duradera, la de efectos a más largo plazo, la que más necesita de gente comprensiva en nuestras vidas que nos ayude a irla superando.
  • “Hay muchos mitos y neomitos sobre la violencia machista que en el encontro entre nosotras vamos trabajando y desmontando” porque la variedad de violencias machistas es mucha y es difícil reconocerlas.
  • “Los maltratadores no son monstruos ni están enfermos”: son personas, saben lo que hacen, eligen hacerlo y deberían tener consecuencias por ello.
  • La infancia, hijas e hijos, también víctimas de violencia machista, en concreto de violencia vicaria y lo que se sufre por y con ella.

Y como ante estas situaciones tan duras, también hay descubrimientos positivos:

  • de la valentía, la propia fortaleza, de la capacidad de recuperación, de cómo unas mujeres pueden ayudar a otras estando todas en diferentes momentos de superación de la violencia machista.
  • que, como aportaba Natalia Morlas de la Asociación Somos+: “todas juntas estamos tejiendo una red sólida en la que nos contamos, nos hacemos fuertes y somos guerreras en vez de víctimas… con eso es con lo que los maltratadores no cuentan”.
  • de la importancia de empezar por la educación: cuando las personas nos queremos a nosotras mismas es más difícil volvernos violentas.
  • de cómo, a través del arte y la cultura, como traía Pepa Enrique del Colectivo Noray, también se pueden trabajar temáticas muy duras de maneras más cálidas, reconfortantes, inspiradoras. Y cómo a eso contaban desde Monegros que “hemos aprendido como una compañera te puede contar la misma angustia y el mismo dolor con una sonrisa, ayudándote a pasar de superviviente a viviente”.
  • de que hay profesionales y personas dispuestas a dedicar tiempo más allá de las jornadas laborales y en los entornos cotidianos para crear espacios seguros de encuentro y de reconstrucción.

Como resumía Encarna Palmas, los tres pilares para tejer sororidad son: formación, grupos interterritoriales de encuentro entre mujeres y la inclusión en el protocolo de atención a mujeres víctimas de violencia de género a otras mujeres víctimas en calidad de acompañantes de las recién incorporadas.

Y caminar juntas como capitanas de nuestras vidas.

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  • Laboratorio para fomentar la participación ciudadana en el diseño de políticas públicas. El LAAAB es una herramienta de innovación democrática y un espacio de encuentro entre la administración y la sociedad civil, un lugar donde cooperar, reflexionar y experimentar junt=s sobre los desafíos comunes.

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