Desde el LAAAB impulsamos una COMUNIDAD DE INNOVACIÓN ABIERTA para crear una red en torno al ecosistema de participación desde diversas perspectivas, perfiles y territorios (local, autonómico, nacional e internacional).

A quien se une a esta Comunidad le hacemos 3 preguntas (nada fáciles, todo hay que decirlo) y que ¡¡os apetecerá leer!!…


Noelia Bribián Giner

 

  1. ¿Qué papel debe tener la participación ciudadana en un contexto de posverdad y crisis de legitimidades?

Para que las personas volvamos a creer en las instituciones tenemos que tener más protagonismo en ellas, la participación tiene que resituar las legitimidades en la ciudadanía y no en los discursos políticos. El papel de la participación cobra el sentido cuando las personas ejercemos una ciudadanía activa, en el momento en que asumimos el poder de acción sobre nuestro entorno, nuestras políticas, etc. Y generamos nuestros propios discursos en colectivo.
Pero venimos de una tradición de políticas asistencialistas y el cambio no puede ser radical sino entendido en términos de proceso. Si pues, empezar a asumir la política desde lo cotidiano, desde lo micro, lo diario, desde tu barrio o calle. Entonces, el papel de las instituciones es facilitar estos procesos que son en sí mismos escuelas naturales de participación. Lo llaman empoderamiento, pero simplemente se trata de un despertar en algunos casos, y en otros de un dar legitimidad a lo que se venía haciendo. 

  1. ¿La participación y la transparencia son un fin o un medio? ¿Hay espacio entre la plena participación directa y la tecnocracia?

Son un medio para modificar la sociedad tal cual está, que está muy mal. El fin es una sociedad igualitaria, solidaria y justa, en la que la actitud participativa permitirá alcanzar esos fines. Lo mismo pasa con la transparencia, es un medio hacia una no corrupción. Aunque no sería necesario acceder a las cuentas del Estado, a no ser que sea para sugerir una mejor gestión, si no desconfiáramos de quienes gestionan ese capital. Porque la transparencia se ha solicitado desde la alerta del mal uso del poder.
Son procesos para construir alternativas a lo que ya hay, para cambiar los patrones de las administraciones y para abrirlas a la ciudadanía.
No hay un espacio, hay un tránsito. Considerar que los políticos están más preparados que el resto de la gente es ofensivo. Hay que desarrollar mecanismos para que sea la ciudadanía quienes decidamos directamente y este mismo proceso es el que nos va a ir haciendo aprender de nuestros aciertos y errores. Una sociedad formada se busca sus fuentes para informarse (desde buscar artículos a consultar a personas especialistas en temas) y ser críticas con esta información. No queremos una participación meramente consultiva, sino participativa. Para llegar a la meta, debemos experimentar y encontrar herramientas para que las instituciones sean permeables.

  1. ¿Cómo debe funcionar un laboratorio ciudadano de innovación democrática? ¿Cuáles deberían ser sus principales funciones? ¿Y en el ámbito regional?

Democratizar el lenguaje sería un buen punto de comienzo
Mirar a los movimientos sociales
Dejar entrar a la ciudadanía
Experimentar
Atender a la lógica de los cuidados
Poner acento en el proceso y no en el resultado.
Es democrático que las soluciones vengan desde abajo hacia arriba y sobre todo, mucho más ágil y eficaz ya que cuenta con el conocimiento de las propias comunidades. Por eso las instituciones necesitan ampliar las oportunidades para el ejercicio de la ciudadanía activa, incluyendo mentalidades diversas en la búsqueda de alternativas a los sistemas actuales.
En un nivel macro hay asuntos como la gestión pública, la rendición de cuentas, asignación eficiente de los recursos o formulación de políticas públicas inclusivas que tienen que ser repensados. Será necesaria también una perspectiva micro, de incidencia en barrios y contextos locales. Así, este espacio debe ser abierto, estructurado en red para incluir voces de movimientos sociales y vecinales que llevan tiempo ya experimentando formas de hacer democracias más directas y son un buen ejemplo de participación.
En un laboratorio se aprende tanto de los aciertos como de los errores, hay que experimentar nuevas formas de renovar las estructuras formales de la democracia y convertirlas en dispositivos capaces de interpretar la voluntad y las demandas de la población. Pero no olvidemos que hablamos de personas, así que lo más importante es que deben ser lugares en los que podamos responder a estas preguntas entre varias, lugares para experimentar desde lógicas feministas, ecologistas, etc.. Lugares en los que haya tiempo para las relaciones, para los cuidados y para la autocrítica. En latinoamérica tenemos importantes referencias (como el Labic x la paz).
Para acabar, decir que hay un poco de cacao con el propio término “participación”, utilizado en muchas ocasiones de manera “marketiniana”. Yo trabajo de esta manera, hay muchas otras, por ello antes de empezar este laboratorio deberíamos ponerlas en común para consensuar definiciones y partir del mismo punto.


Noelia Bribián Giner

@elganchillosocial | @Noeliadaa
Trabajadora Social Comunitaria, feminista y muy de barrio. Trabaja y milita para impulsar, cuidar y acompañar el desarrollo vecinal y la participación desde abajo.

 

  • Laboratorio para fomentar la participación ciudadana en el diseño de políticas públicas. El LAAAB es una herramienta de innovación democrática y un espacio de encuentro entre la administración y la sociedad civil, un lugar donde cooperar, reflexionar y experimentar junt=s sobre los desafíos comunes.

  • Mostrar comentarios (0)

Tu email no será publicado. Los campos obligatorios están marcados con *

Comentario

  • Nombre

  • Email

  • Sitio web

Ads

Puede que también te interese