Patrizia Di Monte e Ignacio Grávalos | COMUNIDAD DE INNOVACIÓN ABIERTA

Desde el LAAAB impulsamos una COMUNIDAD DE INNOVACIÓN ABIERTA para crear una red en torno al ecosistema de participación desde diversas perspectivas, perfiles y territorios (local, autonómico, nacional e internacional).

A quien se une a esta Comunidad le hacemos 3 preguntas (nada fáciles, todo hay que decirlo) y que ¡¡os apetecerá leer!!…


Ignacio Grávalos y Patrizia Di Monte

 

  1. ¿Qué papel debe tener la participación ciudadana en un contexto de posverdad y crisis de legitimidades?

La participación ciudadana en el contexto actual posee una doble dimensión. Por una parte acerca la realidad cotidiana a las directrices políticas globales a través del contacto con una necesidad ciudadana concreta, acercando problemas específicos a objetivos más amplios. La participación subraya la figura del ciudadano como sensor de la realidad, como moderardor de una ecología en su sentido más amplio, no sólo técnico. Pero se trata de una realidad que no está considerada exclusivamente desde un punto de vista funcional, sino basada también en la capacidad imaginativa de los habitantes para dar un sentido a la ciudad contemporánea. Por otra parte, el proceso participativo es el instrumento que da voz a la ciudad, activando un sentido de pertenencia que se desarrolla a través de la implicación y que, lejos de situaciones cerradas o endogámicas, permite al individuo sentirse partícipe de una sociedad compleja formada por puntos de vista diversos. 

  1. ¿La participación y la transparencia son un fin o un medio? ¿Hay espacio entre la plena participación directa y la tecnocracia?

La participación es un medio de intercambio y, por tanto, de crecimiento. La interacción con otros modos de pensar diversos es lo que desencadena la evolución y, en ese sentido, lo que la participación posibilita es la construcción de una sociedad más compleja. Cada vez más, al ciudadano se le involucra a participar en la toma de decisiones que exigen tiempo, entusiasmo, energía y conocimiento. Todo ello es una inversión realizada para alcanzar un deseo o un sueño, y por ello es fundamental que el objetivo final tenga una visibilidad real.
Existen espacios entre el ciudadano y la maquinaria tecnocrática que le permiten disponer de un lugar en de la construcción de la ciudad. Nunca hasta ahora se habían abierto tantas posibilidades participativas, originadas tanto desde la Administración como desde los ámbitos asociativos. Paradójicamente, a pesar del cuestionamiento de lo público y de las crisis de las instituciones, los ciudadanos han sabido detectar los resquicios en los que poder realizar lo que De Certeau denominaba como pequeñas subversiones del sistema, un “cazar furtivamente” para reapropiarse espacios y reinventar la vida cotidiana. Aparece así la figura del ciudadano como hacker de un sistema que a través del cuestionamiento de lógicas adquiridas descubre nuevos caminos para el futuro.

  1. ¿Cómo debe funcionar un laboratorio ciudadano de innovación democrática? ¿Cuáles deberían ser sus principales funciones? ¿Y en el ámbito regional?

La segunda acepción de la RAE, define laboratorio como “realidad en la cual se experimenta o elabora algo”. Pensamos, ajustándonos estrictamente al significado, que son necesarias las dos cuestiones: la experimentación como innovación y la elaboración como acción. La experimentación la entendemos como uno de los elementos que debe articular el discurso de la innovación democrática. Sólo experimentando se avanza y para ello es necesario la reformulación del concepto devaluado del riesgo (y fracaso), asfixiado en ocasiones por los imperativos de la eficacia tecnocrática. Y también es necesaria la acción, entendida como estrategia performativa, como desencadenante de opinión, que es capaz de crear un ámbito de pensamiento y debate a partir del “hacer”. Por tanto, creemos que es importantísimo establecer procesos que puedan sobrepasar el terreno de lo especulativo y que puedan, en mayor o menor medida, traducirse en acciones concretas para no seguir alimentando un catálogo de buenas intenciones que acaban en el limbo de la simple documentación.
Por tanto, las principales funciones deberían estar relacionadas con la facilitación de espacios que faciliten experimentar nuevos procesos y estrategias de innovación social y posibilitar su materialización a través de la acción.
El ámbito regional introduce una dimensión territorial que aporta cuestiones específicas en el debate social. Seguramente las áreas internas, de una importancia abrumadora en esta región, y su dialéctica histórica en relación a la ciudad permite elaborar nuevas opciones de reactivar el territorio a través de sistemas que potencien la reactivación tanto del tejido social como del abandono urbano.


Ignacio Grávalos y Patrizia Di Monte
fundan gravalosdimonte arquitectos en 1998 en Zaragoza. Combinan la actividad profesional con la docente. Profesores invitados en numerosas universidades y foros internacionales. Desarrollan proyectos culturales, que abarcan desde el arte a la arquitectura, estrategias de regeneración urbana, paisajismo, arquitectura participativa, urbanismo sostenible y de emergencia. Son los autores intelectuales del programa experimental “estonoesunsolar”, de intervención temporal en espacios abandonados.

  • Laboratorio para fomentar la participación ciudadana en el diseño de políticas públicas. El LAAAB es una herramienta de innovación democrática y un espacio de encuentro entre la administración y la sociedad civil, un lugar donde cooperar, reflexionar y experimentar junt=s sobre los desafíos comunes.

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