Los procesos de decisiones públicas se basan en ideas, suposiciones y restricciones. Cada idea requiere un proceso de validación, evidencias, para asumir o rechazar las suposiciones y configurar sus restricciones. En este proceso, deberíamos prestar especial atención, por una parte, a las estructuras de poder preestablecidas y, por otra parte, a la configuración en que este poder se distribuye: en el proceso de diálogo, de participación y de rendición de cuentas; así como a su capacidad (poder) de transformación: el proceso de codefinición de la agenda y el estadio de investigación, reflexión-acción e innovación.

¿Cómo se decide?: Construyendo buenas decisiones

Todo comienza con una idea. En este caso, la IDEA de Simon (1960) es que el proceso de decisión tiene 4 fases: (1) I = investigación, qué pasa; (2) D = diseño, cómo podemos hacerlo; (3) E = elección, qué decidimos hacer -fruto de un proceso de discriminación entre diversas opciones-; y, finalmente, (4) A = acción, ¡lo hacemos! (IDEA). En estos procesos hay que asumir el conflicto -la confrontación de ideas y soluciones- para establecer estrategias de negociación y cooperación/colaboración.

Imagen 1. Metodología IDEA, elaboración propia a partir de Simon (1960).

 

Para ello, DECIDE. Para pasar a la acción Kristina Guo (2008) publicó un artículo en el cual describe el modelo de toma de decisiones DECIDE, este acrónimo sintetiza 6 actividades particulares necesarias en el proceso de toma de decisiones: (1) D = definir el problema o reto, (2) E = establecer los criterios (restricciones), (3) C = considerar todas las alternativas, (4) I = identificar la mejor alternativa, (5) D = desarrollar e implementar un plan de acción y (6) E = evaluar y supervisar la solución y retroalimentar cuando sea necesario.

Imagen 2. Metodología DECIDE, elaboración propia a partir de Guo (2008).

 

Este proceso se puede simplificar en los grupos de mejora de procesos, equipos de proyectos y círculos de calidad a través de un proceso de toma de decisiones consistente en: (1) I = Identificar qué es / no es el problema o reto, (2) C = crear posibles opciones, (3) E = evaluar cada opción -considerar posibles consecuencias favorables y desfavorables de las mismas-, (4) D = decidir sobre la mejor solución. Y, posteriormente, evaluar los impactos de la decisión: qué ha ido bien, qué ha ido mal y qué se puede mejorar; y, por supuesto, comunicar los resultados y transferir el conocimiento generado.

Imagen 3. Metodología ICED, elaboración propia a partir de varias fuentes.

 

Estos modelos se pueden traducir a la práctica en decisiones operativas, tácticas o estratégicas. Como ejemplo: en el proceso de ideación del modelo #MimosVLC, en la fase de priorización de proyectos de la Oficina de Gestión del Cambio de la Diputación de Huelva o en procesos de planificación estratégica, como es el caso de la Estrategia de Gobernanza Participativa de la Diputación de Castellón.

 

¿Qué elementos se deberían considerar para un mayor reparto de poder en los procesos de toma de decisiones?

 Para incorporar a los actores y actrices clave en los procesos deliberativos basados en redes colaborativas se puede atender a 5 factores -las 5 C’s- que representarían el mínimo común del proceso de toma de decisiones. A mayor número de C’s mayor sería el reparto de poder en proceso de toma de decisiones y, en consecuencia, mayor podría ser la incidencia y el compromiso de los participantes:

1. Codefinir: identificar y definir un problema o reto.
2. Colaborar: contribuir a la consecución de un fin.
3. Codecidir: elegir una parte, o el todo, de un problema o reto.
4. Cocrear / Coproducir: elaborar soluciones alternativas o entregables.
5. Coevaluar: medir qué ha ido bien, qué ha ido mal y qué se puede mejorar.

 

Recursos para construir nuevas ideas empoderando y favoreciendo el compromiso de los actores y actrices participantes

Aunque construir buenas decisiones permitiendo que los actores y actrices implicados puedan incidir, más allá de una incidencia limitada o muy limitada, es una tarea exigente, para facilitar este proceso, en sus diferentes etapas (ideación, visión, prototipado, evaluación y retorno), contamos con herramientas como: la Metodología de Participación Ciudadana del LAAAB (LAAAB – Laboratorio de Aragón Gobierno Abierto), la InnoGuía (Instituto Andaluz de Administración Pública), el modelo de innovación #MimosVLC (Ayuntamiento de Valencia), el Canvas de la Innovación Pública (Innovación On Tour); o algunos de los recursos que he podido idear en diversos proyectos, como: el Canvas modelo transparencia y gestión participativa (Ayuntamiento de Gandia) o el Modelo de normativa colaborativa (#AlaquàsParticipa – Àrea Hackers Cívics VLC).

 

Adrián Vicente Paños | @advipao
Graduado en Gestión y Administración Pública

  • Graduado en Gestión y Administración Pública y Máster en Gestión de Empresas, Productos y Servicios por la Universitat Politècnica de València. Premio Blas Infante Innovación en la Administración Pública 2018 por el Instituto Andaluz de Administración Pública. Premio GO! 2019 en materia de participación y accésit en materia de transparencia por la Diputació de València. Impulsor de la experiencia de innovación social #AlaquàsParticipa.

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  • Salustiano Luque Lozano

    Muy interesante el artículo, con referencias muy útiles para una práctica política más participativa. Tan solo una observación: el término “actrices” se refiere según la Real Academia a una mujer que interpreta un papel. Para mujeres participantes conviene que utilicemos el de ACTORAS, según R.A.E. No es una cuestión meramente lingüística, es relevante desde una perspectiva de género en las políticas públicas participativas.
    Gracias por las aportaciones.

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