SIN IGUALDAD REAL NO HAY DEMOCRACIA: ASÍ FUE EL CURSO PLANEANDO LA IGUALDAD EN EL SIGLO XXI
Marco epistemológico, sociológico y jurídico de la legislación sobre igualdad; transversalización de la perspectiva de género en la planificación; unidades de igualdad e informes de impacto de género en las administraciones públicas; planes de igualdad en empresas y entidades sociales o el estado de la cuestión en políticas públicas sobre igualdad fueron algunos de los aterrizajes de “Planeando la igualdad: feminismo y legislación en el siglo XXI”, el curso extraordinario de la Universidad de Zaragoza en colaboración con el LAAAB que se realizó el 22 y 23 de septiembre con un éxito rotundo de crítica y público.
La inauguración institucional estuvo a cargo de Raúl Oliván, director general de Gobierno Abierto e Innovación Social y de Yolanda Polo, vicerrectora de cultura y proyección social. Tras ella, tomó la palabra la directora de la Cátedra de Igualdad y Género de Unizar y también de este curso, Mª Ángeles Millán, para establecer el marco y situación de partida respecto a planear la igualdad. Se refirió a la igualdad como un viaje, un proceso, pero sobre todo como un plan, una estrategia para alcanzar una igualdad de derechos real y efectiva entre hombres y mujeres, en el que “ni el tiempo ni la buena voluntad va a conseguir lo que la legislación ha introducido en el camino a la igualdad”.
Recordando cómo en el siglo XXI hay que planear la igualdad porque se sigue viviendo en un contexto de desigualdad entre hombres y mujeres, hizo un recuento por las desigualdades de poder, económicas y laborales, recordando que lo personal es político y que “el género es marco primario dentro del cual o por medio del cual se articulan las relaciones de poder”, citando también a Simone de Beauvoir. Y recordando, para cerrar, que si el sistema sexo – género es una construcción social, existe también la posibilidad de deconstruir y/o reconstruir.
Susana Torrente hizo honor a su apellido en una presentación arrolladora en la que estableció el marco jurídico para la legislación sobre igualdad, explicando de manera didáctica, divertida y magistral la difícil combinación del derecho a la igualdad y el derecho a la no discriminación. Con miles de ejemplos y situaciones jurídicas actuales, habló de las acciones positivas como medidas que aseguran el ejercicio de derechos fundamentales y puso sobre la meta una cantidad de retos que enfrentar desde la jurisprudencia y el derecho, afirmando que “en estos tiempos hemos aprendido que el derecho antidiscriminatorio bebe de las mismas técnicas para cualquier causa de discriminación, pero no todas las causas de discriminación son iguales.” De manera rotunda (y con una confirmación desde el lenguaje corporal por el alumnado) concluyó que “se ha creado una política de igualdad competitiva en lugar de un sentimiento social”, marcando el tono de desafíos para planear la igualdad.
Ella misma presentó a David Pac que, desde un análisis sociológico del uso del tiempo por parte de hombres y mujeres, concluyó que “hay que cambiar el contrato social entre hombres y mujeres en cuanto a políticas del tiempo para poder llegar a la igualdad real”. Para poder llegar ahí había desmenuzado cómo las estadísticas demostraban que, en el uso del tiempo en cuanto al hogar y la familia, las mujeres hacen más actividades cotidianas y estructuradas (como hacer las comidas o recoger a menores) frente a las actividades más puntuales y flexibles que realizan los hombres (como buscar las vacaciones y arreglar un enchufe). Fue hablando de políticas de conciliación, teletrabajo, flexibilización de horarios y recetas de cocina, para afirmar rotundamente que “ellas no romperán los techos de cristal si nosotros no fregamos los suelos de baldosa”. Algo en lo que sospechamos que nuestros Pericles estarían muy de acuerdo.
La tarde del día 22 fue para que las Administraciones Públicas, en concreto para que Ana Gaspar desde el Servicio de Igualdad del Ayuntamiento de Zaragoza y Beatriz Palacios desde la Dirección General de Gobierno Abierto e Innovación social del Gobierno de Aragón nos contaran diferentes medidas y actuaciones que la función pública pone en marcha para alcanzar la igualdad.
Recordando que “hace falta una planificación estratégica, que parta de un buen diagnóstico, para poder planear la igualdad”, Ana Gaspar recorrió el proceso para la elaboración de Plan municipal de Igualdad y los diferentes pasos que implica poder proyectar avances: planificación estratégica, diagnóstico de necesidades, elaboración del borrador del Plan y el proceso posterior de información, deliberación y contraste antes de la redacción final del mismo. Sin olvidar que la igualdad empieza en casa, recordó también que “hay que hablar de los Planes de Igualdad de Zaragoza, para toda la ciudadanía, pero también del plan de igualdad para empleadas y empleados municipales porque, si no nos creemos esto de la igualdad, no se avanza”
En el mismo sentido de recuperar propuestas para avanzar en la planificación estratégica, Beatriz Palacios hizo un recorrido exhaustivo por algunas llevadas a cabo por el Gobierno de Aragón, explicando la situación de partida en una institución “claramente feminizada: hay tres mujeres por casa hombre. Pero, a pesar de esto, en el ámbito de altos cargos y personal eventual hay dos hombres por cada mujer. Esto se traduce en representación y en salarios”. “Alcanzar la igualdad legal no es lo mismo que alcanzar la igualdad real y los poderes públicos están obligados a tomar medidas para conseguirlo”. Desde esta base fundamental, hizo un recorrido por la legislación aragonesa que asegura la igualdad: la formación de Unidades de Igualdad para funcionariado, la realización de procesos participativos autonómicos y locales en relación a la igualdad, su legislación y planificación, la puesta en marcha de proyectos innovadores para promover la visibilización de las mujeres, la adaptación a lectura fácil de la Ley de Igualdad o la rendición de cuentas y transparencia como medidas para transformar la realidad.
El segundo día comenzó con referencias a grandes investigadoras feministas como Marshal, Herrero, Carrasco y otras investigadoras por parte de Isabel Ortega para explicar los cambios estructurales y prolongados en el tiempo que implica aplicar y transversalizar la perspectiva de género en las políticas públicas. Con un lenguaje sencillo, utilizó a José Miguel y ET para explicar herramientas antropológicas como el extrañamiento ante comportamientos y dinámicas culturales como la asignación y asunción de roles de género. Y revisó el impacto que tendría aplicar de manera transversal la perspectiva de género en diferentes ámbitos de la planificación pública, con un vídeo muy didáctico.
En la misma línea Helena Pérez, Unidad de Igualdad del Departamento de Hacienda de la DGA, explicó en detalle cómo se realizan los Informes de Impacto de género, un estudio previo a la puesta en marcha de diferentes medidas para tratar de diagnosticar y prevenir desigualdades en función del género. Desde la “ligereza” de 300 páginas de media de cada uno de ellos, el alumnado quedó impactado con el ejemplo claro y didáctico de la propuesta inicial del ICA (Impuesto por Contaminación de las Aguas) y cómo el Informe realizado obligó a una modificación sustantiva de la propuesta inicial para no penalizar indirectamente a familias monomarentales, por ejemplo.
De los informes de impacto de género Elisa Pérez de Atelier de Ideas S. Coop., introdujo paso por paso las 5 etapas de la realización de un Plan de Igualdad en una empresa o entidad. Remarcó la necesidad de negociación y acuerdo previo entre patronal y personal así como la importancia de la realización de un diagnóstico que sea una fotografía enfocada de la situación de la empresa en el momento dado en cuanto a igualdad como claves para que el diseño del Plan de Igualdad fluya con coherencia.
¿Y cómo nombrar la igualdad en el ámbito público? Fue José Luis Aliaga, lingüista y experto en comunicación inclusiva con perspectiva de género, quien puso sobre la mesa que no se trata tanto de fórmulas, sino de tener claro que el lenguaje crea y recrea la realidad social, puesto que “el lenguaje es un sistema simbólico mediante el cual los seres humanos piensan, conceptualizan su entorno y… sienten”. Con ejemplos actuales de cómo los actos lingüísticos crean actos sociales y viceversa, nos trajo impactantes realidades de cómo se están reforzando y reactualizando los roles de género tradicionales, por ejemplo a través de los mensajes en las camisetas.
El broche de oro del curso lo ponían tres mujeres políticas, Mariví Broto, María Goikoetxea y Patricia Luquín, en un mesa redonda tratando de responder a la pregunta “Políticas de igualdad: ¿y ahora qué?”. Con la moderación de Raúl Oliván que, sin prisa pero sin pausa, les fue guiando a través de una serie de preguntas incisivas sobre logros, retos y pronósticos del futuro de la planificación de la igualdad se estableció un diálogo fluido, cordial y que reflejó la complejidad social actual del tejido de políticas de igualdad.
Con un acuerdo rotundo en que las medidas y actuaciones que no han dado el resultado esperado tienen que ver con las políticas para prevención de la violencia de género, Patricia Luquin afirmó que “la violencia sobre las mujeres es el fracaso de la sociedad”, a lo que Mariví Broto añadió que “los medios de comunicación juegan un papel fundamental en los casos de violencia de género”, al hilo de lo cual María Goikoetxea apuntó la necesidad de que “las noticias también tienen que ser positivas de mujeres que han superado ser víctimas”.
No podemos dejar de remarcar la participación incansable, activa y, en ocasiones, incisiva, de un alumnado entregado y con un alto grado de experiencia en el tema. Un 20% del alumnado del curso, además, fueron hombres y en su mayoría jóvenes. Motivación, perspectiva crítica, actitud propositiva y compromiso con la igualdad serían quizá cuatro características que definirían tanto a ponentes como a participantes, en un curso hilado magistralmente por Mª Ángeles Millán que prometió que habrá más…
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