Entre abril de 2018 y diciembre de 2019, la ciudad colombiana de Medellín implementó una estrategia pública que, echando mano del enfoque de cultura ciudadana, la teoría de las normas sociales y la teoría de influencia social, buscaba mejorar la confianza interpersonal de sus habitantes. Entre el 2011 y el 2017, la confianza de los medellinenses en otros había caído del 50% al 41% y el gobierno municipal buscaba alternativas que permitieran detener ese deterioro del capital social local, mientras presentaban herramientas de gestión cívica de otras problemáticas de convivencia. El equipo de la Subsecretaría de ciudadanía cultural de la Alcaldía, apoyado por su unidad de innovación y gestión de conocimiento, el Laboratorio de Cultura Ciudadana de Medellín, operado por la Universidad EAFIT, inició un proceso de conceptualización y diseño para una estrategia pública de comunicaciones y movilización ciudadana.
Los principales obstáculos para la construcción de confianza y la gestión ciudadana de problemas de convivencia identificadas por la investigación previa fueron la prevalencia de representaciones sociales negativas sobre conciudadanos, enmarcas en normas sociales de incumplimiento y desconfianza. En particular, la distancia entre la expectativa de comportamiento negativo y anti cooperativo y la realidad de escenarios de convivencia señalaban la presencia de un fenómeno de ignorancia pluralista respecto a las motivaciones y acciones ciudadanas. En esencia, los habitantes de la ciudad solían prejuzgar de manera excesivamente negativa a los otros, impidiendo el desarrollo y consolidación de representaciones confiadas de grupos más allá de la familia o vecinos inmediatos.
A ese diagnóstico, alimentado por los datos de la Encuesta de Cultura Ciudadana de Medellín (aplicada desde 2007, cada dos años), se sumaron una serie de mecanismos de intervención, organizados en una campaña de comunicación pública, una serie de acciones y activaciones territoriales y una agenda de incidencia y apropiación social. Por el lado de comunicaciones, se utilizó información sobre comportamientos y creencias prosociales de los ciudadanos para señalar normas descriptivas -lo que muchas personas creen o hacen- a toda la ciudad, sobre asuntos como orgullo, pago de impuestos, cumplimiento de normas y disposición a resolver problemas de convivencia de manera pacífica. Las activaciones incluían una serie de experimentos sociales, como la instalación de tiendas de autoservicio (tiendas de la confianza) en cientos de puntos de la ciudad, el tránsito de un bus sin revisión de pago de pasaje o una función de teatro con taquillas de autoservicio, que buscaban involucrar a los ciudadanos en reflexiones sociales las implicaciones morales del experimento, pero sobre todo, recoger información sobre el comportamiento de los ciudadanos frente a estos retos de honestidad, y luego comunicaban a toda la ciudad el resultado. Se desplegaron también cadenas de agradecimiento vecinal, denominadas “serenatas para regalar”, reconocimientos al cumplimiento de normas viales y a normas de convivencia. La agenda de incidencia y apropiación supuso la realización de convocatorias para que instituciones educativas adelantaran campañas propias para mejorar la percepción ciudadana, se entregaron docenas de kits de resonancia a organizaciones de la sociedad civil y empresas, y se formó a un grupo de representantes de medios de comunicación y medios comunitarios.
Los veinte meses de implementación terminaron a finales de 2019. Durante el desarrollo de la estrategia se hicieron varios ejercicios de monitoreo, en particular con entrevistas y grupos focales para ajustar mensajes y piezas de comunicación y hacerlas más claras y efectivas, pero entre octubre y noviembre del último año se realizó un ejercicio semi experimental para poner a prueba la efectividad de consumir los mensajes y contenidos de la estrategia para mejorar la percepción de otros y aumentar a la confianza interpersonal de los ciudadanos. Utilizando grupos de personas que señalaban no conocer a “Medellín está llena de ciudadanos como vos”, la exposición a los resultados de algunos experimentos sociales y a algunos datos que señalaban la prosocialidad de sus conciudadanos, los participantes reportaron un aumento en confianza interpersonal, orgullo por la ciudad y sus conciudadanos, percepción de cumplimiento de acuerdos y percepción de honestidad de otros.
La estrategia demostró un potencial enorme para el uso de acciones públicas de cultura ciudadana, basadas en el uso de comunicación intensiva sobre normas descriptivas positivas y ejercicios de experiencia y experimentación social persuasivos, respecto a la construcción de confianza interpersonal. También resaltó la relevancia del reconocimiento ciudadano, en contraposición a la regulación, en casos de problemas de coordinación social y cumplimiento de normas cívicas. Lo anterior, sustentado en la construcción de diagnósticos que tengan en cuenta las representaciones e imaginarios culturales, las normas sociales en uso y las dificultades contextuales de las intervenciones.
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