LA VIDA SURGE POR COLABORACIÓN Y EN IGUALDAD: EL RESTO NO ES TAN “NATURAL”
El pasado martes 21 de febrero por la tarde la #ComunidadAspasia retomó las píldoras, los espacios de divulgación sobre diferentes temas desde la óptica de la perspectiva de género. En el mes que conmemora el día de la Mujer y la Niña en la ciencia, seguimos en esta temática de la mano de Marisa Maliaño Toca, médica y microbióloga por un lado y activista ecofeminista en Ecologistas en Acción – Cantabria, hablando de Ciencia y patriarcado: del origen de la vida al ecofeminismo.
Quizá esta sea la píldora en la que más hayamos ajustado el título al contenido, porque Marisa inició el recorrido por la historia de la vida en la tierra “sólo” hace 5.400 millones de años con el last unknown common antecessor (LUCA). Nos habló de cómo el ambiente terrenal dio lugar al surgimiento de las primeras formas de vida, bacterias, con poco más que membrana contenedora, metabolismo y capacidad de autorreplicarse. Y cómo ya entre las bacterias, sin género alguno, existían colaboraciones e intercambios de “recetas”, de RNA, de características evolutivas que las hacían diferentes a cada una, dándoles diferentes posibilidades de adaptación al medio. Todo esto contado con la metáfora de la receta de los sobaos pasiegos, mucho más fácil de entender en este video.
Adaptaciones al medioambiente que llevaron a las bacterias, colaborativamente, a generar la aerobia y soltar oxígeno primero; y a aprovechar el agua que iba llenando la tierra, después. Y de ahí, los diferentes intercambios de recetas o RNA originan el surgimiento animales y plantas a través de la colaboración, simbiosis y simbiogénisis. Y así aparecen los organismos con reproducción sexual.
Marisa hizo hincapié en recordarnos cómo para la reproducción de la especie cada individuo aporta lo mismo: el 50% del material genético del nuevo ser vivo. Y cómo, en concreto para la especie humana, sigue habiendo un único prototipo genético (de ahí que el sexo masculino siga teniendo pezones y el sexo femenino siga teniendo clítoris). Seres vivos, eso sí, mucho más preparados para adaptarse al medio porque la reproducción sexual asegura muchísima más variabilidad genética y, por tanto, mayor cantidad de posibles respuestas ante los cambios del entorno.
Rescatando las tesis de Lynn Margulis, científica invisibilizada por mucho tiempo y cuyas tesis llevan establecidas casi un siglo, Marisa nos recordó que “no hay ningún ser vivo que viva solo y todos los seres nos necesitamos a todos. Formamos un pull de colaboración“. Intercambio y colaboración para la permanencia como especie en el planeta: “Hasta la fecundación de la vida humana es cuestión de colaboración, no de competición. Tiene que haber millones de espermatozoides haciendo su labor enzimática para favorecer la apertura del óvulo”.
Recorrió también las posibilidades de lenguaje y abstracción que caracterizan a la especie humana y cómo, en lugar de llevarnos a un mayor cuidado mutuo y del medio, nos ha llevado a ser la única especie que mata a los individuos con capacidad reproductiva del mundo animal, el sexo femenino, con unas 135 mujeres asesinadas por día según la ONU. Y nos invitó a entender la diversidad y la diferencia como patrimonio humano y posibilidad de adaptación, atesorarlas en lugar de tratar de disminuirlas, aislarlas o erradicarlas. Y a seguir entendiéndonos como seres en colaboración con otros seres en un planeta en cambio constante.
Tienes mucha más información en el blog de Marisa: los microbios no son machistas. Y nos dejó también todas las referencias científicas y divulgativas que ha utilizado en la preparación y desarrollo de esta píldora.
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