Entrevista a Mª Ángeles Millán
Licenciada en Filosofía y Letras y Doctora en Filología Francesa y profesora titular en la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo de la Universidad de Zaragoza desde 1998.
Desde 2009 dirige la Cátedra sobre Igualdad y Género y ha sido Directora del Secretariado de Política Social e Igualdad, coordinando el I Plan de Igualdad de la Universidad de Zaragoza. Forma parte de la Junta directiva de la Plataforma Universitaria de Estudios Feministas y de Género.
Además, coordina varios proyectos relacionados con las políticas de género y la igualdad para las administraciones públicas.
¿Dónde naciste?
Nací en Zaragoza.
¿De dónde te sientes?
Me siento de Zaragoza, pero en realidad tampoco es que tenga una identidad muy marcada. También me siento del lugar donde he pasado mis vacaciones, Navidades y juventud, que es un pueblecito que hay en Las Landas francesas, donde sigo yendo después de tanto tiempo.
¿Cómo recuerdas tu infancia?
Pertenezco a una familia normal de clase media. Como sucedía en la época, mi padre trabajaba fuera de casa y mi madre se ocupaba de la familia. Creo que a mi padre no le hubiera gustado que su mujer trabajara fuera del hogar. Sin embargo, sí que quería que nosotras estudiásemos y tuviéramos acceso a la cultura y a una profesión.
Era una niña muy formal, y sacaba muy buenas notas.
Cuéntame un poco sobre tu etapa estudiantil…
Me eduqué en un colegio de monjas El Carmelo, en la calle Lagasca, desde los 3 hasta los 18 años. Estudié Filología Francesa en la Universidad, influida de manera muy positiva por una profesora del Instituto Francés, con la que establecí muy buena relación. De hecho, es mi amiga más antigua, con la que sigo manteniendo una relación muy íntima y cercana.
¿Qué hacías cuando no estabas en el colegio?
En mi tiempo libre hacía gimnasia rítmica, pintura, salía con mis amigas…
¿Ahora que ha pasado el tiempo, has descubierto que tuviste dificultades por el hecho de ser niña?
Sí que recuerdo haber sentido que no tenía la misma libertad que tenían mis compañeros. Yo tenía que volver antes a casa, preferiblemente acompañada. Pertenezco a la que llamo la generación “ten cuidado”, todas teníamos que “tener cuidado” con la vida.
En cuanto a tu vida familiar, ¿qué destacarías?
Me he casado en dos ocasiones, tengo dos hijos varones, Lucas y Pepe. Por distintas circunstancias he pasado mucho tiempo sola con ellos, y he intentado educarlos de manera que fueran independientes y cuidadores, capaces de valerse solos en la vida. Ahora ya son mayores y no me necesitan, me necesitan de otra manera… Mantenemos un contacto permanente, nos llamamos, quedamos para comer, cenar… están pendientes de mí y yo de ellos, pero sin atosigarnos. Siempre nos hemos querido mucho y nos lo hemos demostrado, y, de hecho, aún lo seguimos haciendo ahora, que son más mayores. Yo siempre he tenido muy claro que soy su madre, no su amiga. Tenemos una relación basada en la confianza, en el cariño y en el respeto mutuo.
Tu carrera profesional también ha sido importante para ti. Cuéntanos un poco al respecto.
Mi tesis doctoral versó sobre Simone de Beauvoir y El Discurso de la Masculinidad. Trabajaba en la Universidad como profesora asociada y posteriormente aprobé las oposiciones en el departamento de Filología Francesa y me dediqué a la docencia. En la actualidad imparto mi docencia en la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo y dirijo una cátedra institucional de igualdad de género.
A lo largo de mi trayectoria profesional, las mujeres que me han acompañado han sido muy importantes. Tengo muy buenas amigas que he ido encontrando gracias a mi profesión. He elegido y me han elegido.
¿Tienes la sensación de que has tenido que hacer renuncias en tu vida?
Le he dedicado mucho tiempo a mis hijos, fueron hijos deseados por sus padres y por mí. Y creo que la maternidad va muy unida a la responsabilidad, y yo asumí gustosamente esa responsabilidad y dedicación para con ellos. Fue una época trepidante y feliz.
A qué dedicas tu tiempo libre, ¿qué te gusta hacer?
Me gusta mucho leer. Cuando acaba el día y cojo el libro que esté leyendo, soy feliz. También me gusta madrugar, me procura una sensación de libertad cuando toda la ciudad duerme y yo estoy despierta… Caminar por la calle, pasear por pasear. Me encantan las flores frescas, todas las semanas me compro flores, cambiarles el agua es una rutina deliciosa para mí. Me dan mucha satisfacción todas esas pequeñas cosas, me hacen sentir bien y tomarle el pulso a cada día. También me gusta viajar, ahora bien, detesto los aeropuertos y adoro las estaciones.
¿De qué te sientes más orgullosa?
Probablemente de lo que más orgullosa me siento es de tener las amigas y amigos que tengo, de haber cultivado la amistad. Especialmente de ellas, son inteligentes, cultas, divertidas… a mí me engalanan, me hacen sentir bien, me cuidan y ayudan, de la misma manera que yo también estoy pendiente de ellas.
¿Cómo te sientes contigo misma? ¿Eres feliz?
Algo que me ha marcado mucho es que a los 44 años me detectaron una miocardiopatía dilatada; de hecho, estuve un año con riesgo de muerte súbita hasta que me intervinieron quirúrgicamente. Este hecho ha cambiado mucho mi relación con la vida, con el futuro que no existe. Ahora le doy más valor a las pequeñas cosas del día a día. Sé que moriremos algún día y desconocer cuándo es un enigma saludable. Todo esto ha cambiado mi percepción del mundo y de la realidad de la vida.
Además, y siendo consciente de los errores que he cometido, volvería a hacer lo mismo. Me arrepiento de cosas que podría haber hecho y no hice, pero volvería a hacer lo mismo, porque estoy de acuerdo con la mujer en la que me he convertido.
¿Estás donde querías estar?
Creo que soy una persona muy indecisa, no insegura, pero sí indecisa. No he planificado una hoja de ruta, en cualquier caso sí quiero estar donde estoy, aunque jamás pensé que la vida iba a ser así.
¿Cómo te gustaría ser recordada?
Más allá de las personas que me quieren y a las que quiero, no creo que vaya a ser recordada. Intento influir en mi entorno cercano. Lo que más satisfacción me da es que en mi trabajo, en la docencia, cuando acaba el curso, suelo recibir correos electrónicos dándome las gracias. Yo quiero que mis alumnas y alumnos piensen, que cuestionen lo establecido, y ese planteamiento vital suele tener un retorno.
Para terminar la entrevista, me gustaría conocer tu opinión personal sobre la situación de la igualdad.
En la actualidad dirijo una cátedra institucional de Igualdad de género porque las diferencias de género marcan relaciones de poder; creo que la igualdad tiene que ver con la libertad y la responsabilidad. Es una cuestión muy compleja, sobre todo la igualdad real y hace falta espíritu crítico a este respecto.
Al 51 % de la humanidad hay que tenerlo en cuenta: su pensamiento, su trabajo, su presencia, su representación, su manera de vivir, su realidad… Porque si lo obviamos, lo que se plasma tiene un déficit muy importante en el conocimiento.
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