Mujeres Aspasia, entrevista a Lucía C. Pérez

Entrevista a Lucía C. Pérez Moreno

Es profesora Titular de Composición Arquitectónica en la Universidad de Zaragoza, y actualmente es Profesora invitada en el KU Leuven (Bélgica). Terminó sus estudios de doctorado en 2013 en la Universidad Politécnica de Madrid. En 2008 obtuve el título de Master en diseño avanzado en la Graduate School of Architecture, Planning and Preservation de la Columbia University (Nueva York, EE.UU.) y en 2004 terminé estudios de postgrado en la Helsinki University of Technology (Helsinki, Finlandia). La carrera de Arquitectura la realicé entre 1997 y 2003 en la Universidad de Navarra, consiguiendo el Premio Extraordinario Fin de Carrera y el 2º Premio Nacional de Estudios Universitarios que otorga el Gobierno de España.

Su línea de especialización es la historiografía de la arquitectura del siglo XX y el estudio de la posición social de las mujeres en ella. Su primer libro fue premiado en la XIII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo en 2016 (BEAU) y resultó finalista en los Premios Internacionales de Crítica de Arquitectura en 2017 (CICA). Actualmente su actividad científica se centra en la relación entre los estudios de género, la historia de la arquitectura y los medios de comunicación.

¿Dónde naciste? Y ¿dónde te criaste?

Nací en Zaragoza, pero me crié en Pedrola, un municipio a unos 30 kilómetros de Zaragoza capital. Con 14 años me vine a estudiar interna a Zaragoza hasta los 18 años que me trasladé a Pamplona a estudiar Arquitectura.

¿De dónde te sientes?

Me siento aragonesa y española, pero también tengo un fuerte sentimiento europeo. Además de en Zaragoza, he vivido en Pamplona y en Madrid, y también en Helsinki (Finlandia), en Milán (Italia) y ahora estoy viviendo en Lovaina (Bélgica); estoy trabajando en el KU Leuven como profesora invitada. También he vivido en Estados Unidos, en las ciudades de Nueva York y de Denver (Colorado); en estas ciudades es donde el sentimiento europeo es más fuerte. Creo que te sientes de un sitio cuando estás en otro. Soy un poco nostálgica.

¿Cómo recuerdas tu infancia?

Tuve una infancia feliz. En mi pueblo tengo a mis amigas de toda la vida, las que conocí en la guardería; aún las mantengo como tales. Siempre fui una niña muy responsable y organizada. Además del colegio también estudié música e idiomas en horas extraescolares. Desde pequeña, soy una persona a la que le gusta estar ocupada.

¿A qué colegio e instituto fuiste?

Estudié la EGB en el colegio Cervantes, en Pedrola. Para cursar BUP y COU me vine a Zaragoza interna a un colegio concertado de educación femenina regentado por las madres carmelitas. Recuerdo esta época como muy feliz, porque estar en una comunidad femenina fue muy divertido y también hice grandes amistades.

De esta época, recuerdo con especial cariño, a mis profesoras de matemáticas, de física y de filosofía… He tenido profesoras que me han impulsado a reflexionar muchísimo y a las que considero excelentes docentes.

¿Qué hacías cuando no estabas en el colegio?

Desde los 6 hasta los 21 años tocaba el saxo alto, porque estudié música desde muy pequeña. Formé parte de la banda municipal y entre las actuaciones y los ensayos, me ocupaba bastante tiempo.

También estudiaba inglés y ayudaba a mi madre en la mercería que regentaba en Pedrola. Solía disfrutar mucho con las mascotas de la familia y pasando tiempo con mi hermano, mis tías y mis amigas.

¿Qué estudiaste y por qué te decidiste por esos estudios?

Estudié arquitectura principalmente por inercia familiar. Mi padre es albañil jubilado y toda su vida ha estado ligado a la construcción; de hecho, tuvo una pequeña empresa constructora. Mi hermano mayor es arquitecto técnico. Así que yo estudié arquitectura principalmente por esta tradición familiar, y ejercí como profesional liberal varios años. Sin embargo, es la investigación y la docencia lo que siempre me ha motivado. Así que decidí hacer el doctorado y dedicarme a la investigación en el ámbito de la arquitectura, es lo que más me gusta.

Cuando llegas a la edad adulta, estableces tu propio círculo personal, tu propia familia, en sentido amplio.

Vivo en pareja desde hace casi diez años, y ahora tengo estabilidad profesional, pero no ha sido fácil, principalmente por la consecución de contratos temporales en los primeros años de la carrera académica.

Como he vivido en varias ciudades y países, en diferentes momentos de mi vida, tengo amistades repartidas por todos esos lugares, y eso, a veces, dificulta el contacto diario con amigos y amigas. En Zaragoza tengo a mi familia y a las amistades de mi infancia y del trabajo. De mi época universitaria conservo muy buenas amistades en Madrid. Tengo amigos en todas las ciudades en las que he vivido, que no son pocas. Suelo viajar para visitarles y mantener estas relaciones de amistad.

¿A qué renunciaste para alcanzar el desarrollo profesional que tienes actualmente?

En mi caso personal, la crisis de 2008 fue un punto de inflexión importante. Dejé el ejercicio profesional como arquitecta y tomé la decisión de centrarme en mis estudios de doctorado. Esto coincidió con el inicio del Grado en Arquitectura en la Universidad de Zaragoza. Me presenté al primer concurso-oposición que hubo y lo gané. Ahora pienso que fue una de las mejores decisiones de mi vida, pero en su momento supuso volver a empezar y un desafío a nivel personal.

Yo no he tenido un contrato indefinido en la Universidad hasta los 41 años, y esta circunstancia provoca una gran incertidumbre, sumada a sueldos no muy altos en los primeros años de la carrera académica. Este tipo de trabajo requiere constancia y planificación para alcanzar la estabilidad. Quizás la mayor renuncia sea el tiempo libre. No dispones de mucho.

¿A qué dedicas tu tiempo libre?

Como digo, tengo poco tiempo libre, pero el que tengo lo disfruto principalmente con mi familia y mis dos perros; me gusta mucho salir al parque a pasear y jugar con ellos. Zaragoza es una ciudad con amplias zonas verdes que me permiten disfrutar de la naturaleza. También practico habitualmente natación y procuro hacer deporte. Además, intento dedicarle todo el tiempo que puedo a mis padres, que ya son mayores, especialmente los fines de semana.

Otra cosa que hago en mi tiempo libre es seguir formándome; para mi es importante. Ahora mismo estoy inmersa en el Grado en Filosofía. Llevo ya cinco años con ello, y estoy aprovechado esta formación para profundizar en líneas de pensamiento ligadas al feminismo. Es apasionante, me encanta. Además, estoy conociendo a gente fantástica, tanto profesores y profesoras como compañeros y compañeras estudiantes.

Llevo un curso académico viviendo en Bélgica por trabajo, como profesora invitada en el KU Leuven. El próximo curso también estaré trabajando en Lovaina. Mi día a día ha cambiado bastante en este último año. La distancia me impide visitar a mi familia con la frecuencia que me gustaría, así que dedico mi tiempo libre a hacer turismo, conocer el país y hacer nuevas amistades.

¿Cómo te sientes contigo misma? ¿Eres feliz?

Estoy muy contenta con mi trabajo, porque puedo dedicarme a la investigación científica. Investigar en el ámbito de la arquitectura y la teoría feminista ha significado para mí un camino de descubrimiento. Además, mi estancia actual en Bélgica está siendo fantástica. Estoy trabajando con colegas excelentes y me está aportando muchas satisfacciones, tanto a nivel personal como profesional.

Y, echando la vista atrás, ¿qué mensaje le enviarías a tu yo, con 4 o 5 años?

Le diría que tuviera más seguridad en sí misma. Yo he sido una persona muy insegura, aunque era buena estudiante y muy responsable. Me ha costado mucho tiempo conseguir esa seguridad. A pesar de que todo me ha ido bien y he tenido reconocimientos tanto como estudiante como profesionales, me he sentido abrumada por el “síndrome de la impostora”, que creo que es muy común en las mujeres.

El hecho de dedicarme a una profesión masculinizada me ha generado incertidumbre e inseguridad y esto, a menudo, es difícil. A mi ‘yo’ niña, le diría que se mantuviera ajena a todos estos fenómenos y que confiara más en sí misma, en sus habilidades y capacidades.

¿Cómo te ves en el futuro?

Los últimos 15 años de mi vida han sido complejos, con mucha incertidumbre, mucho trabajo y grandes dosis de estrés. He necesitado superar cinco oposiciones en la universidad para alcanzar la estabilidad laboral que deseaba. Este proceso me sido largo e intenso; tanta presión no es sana.

Los últimos cinco años he dirigido un proyecto de investigación sobre mujeres arquitectas en España en el siglo XX. He creado un equipo de trabajo amplio con personas fantásticas que tienen intereses similares a los míos. Ha sido un proyecto maravilloso, del cual he aprendido muchísimo.

Para el futuro tengo que encontrar la manera de estar algo más tranquila, siguiendo con mi línea de investigación, pero con menos dosis de estrés. Mi objetivo es mantener, y hacer crecer, si es posible, mi equipo de investigación, apoyar a jóvenes investigadores con interés en la arquitectura y los estudios de género.

¿Cómo te gustaría ser recordada?

Me gustaría ser recordada como una persona principalmente cariñosa y generosa. Creo que uno de mis mayores intereses a día de hoy es transmitir mis conocimientos y experiencias para apoyar a las nuevas generaciones de arquitectas y arquitectos que quieran dedicarse a la investigación; ayudarles a evitar que tengan que pasar por las dificultades que yo he pasado. Si lo consigo, me gustaría ser recordada por ello.

Para terminar la entrevista, me gustaría conocer tu opinión personal sobre la situación actual de la igualdad entre mujeres y hombres.

Siempre he echado mucho de menos conocer referentes femeninos en mi sector profesional. Hay grandes arquitectas cuyo trabajo se han mantenido en un segundo plano y que tiene menor valoración social que el de colegas varones. Esto es algo que es necesario cambiar.

En lo referente a la igualdad, pienso que la igualdad real entre géneros está atravesada por varios factores, y la profesión es uno más de ellos.

Es innegable que ha habido muchísimos avances sociales. Sin embargo, la conciliación del mundo personal y el profesional todavía sigue siendo una batalla pendiente; al menos en el ámbito de la arquitectura. Existe una igualdad de derechos a nivel legal, pero no existe una igualdad real, ni en cuanto al desarrollo personal ni al profesional.

El proyecto Mujeres Aspasia se ha realizado gracias a las entrevistas realizadas por Sergio Aparicio Pérez, como parte de las prácticas realizadas en el LAAAB dentro del C.P. 3 de Promoción de la Igualdad Efectiva de mujeres y hombres gestionado por CEOE Aragón.

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