EL VIAJE DE LAS REINAS: MUJERES APORTANDO A LA ESCENA Y A LA VIDA
Casi 10 años después de que la obra teatral Reinas se estrenara en el Teatro Principal de Zaragoza, la #ComunidadAspasia se reunió para ver el documental El viaje de las reinas, que recoge el proceso creativo de dicha obra, los avatares que encontró en su camino y la transformación personal que implicó para sus protagonistas.
Con la presencia de Patricia Roda, cineasta que guionizó y dirigió el documental, y Blanca Resano, directora escénica de la obra teatral original, el 18 de noviembre en el LAAAB se vivió un día de celebración regia, como cierre de oro al ciclo Mujeres tras las cámaras: retratos y autorretratos, propuesto y dinamizado por Ana Asensio, de la Asociación Mujeres y Cine. Una tarde disfrutona, agradecida y emotiva, que también contó con la presencia de Ana Marín, Carmen Marín, Marissa Nolla y Marilés Gil, actrices en la obra teatral y en el documental, así como de otras personas del equipo técnico.
El viaje de las Reinas nos va llevando por el camino creativo que recorrieron Blanca Resano, en la dirección de escena, Susana Martínez y Eva Hinojosa en la dramaturgia, Paco Sevilla en la producción, y las actrices Laura Plano, Carmen Marín, Ana Marín, Amor Pérez, Luisa Peralta, Nuria Herreros, Marissa Nolla, Marilés Gil, Inma Chopo, Inma Oliver, Minerva Arbués y Amparo Luberto, dando vida y voz a Luisa Isabel de Orleans, Cristina de Suecia, Isabel de Farnesio, Isabel I de Inglaterra, María Tudor, María I de Escocia (María Estuardo), Catalina la Grande, Juana I de Castilla, Isabel la Católica, Catalina de Aragón, Leonor de Aquitania y María Antonieta de Austria.
Mujeres cuyas historias, pese a su posición de poder en Europa, no fueron narradas con justicia ni equidad respecto a sus homólogos masculinos; por lo que quisieron retratar “a 12 reinas no solamente en su faceta histórica como reinas, sino también como mujeres: qué aportaban esas mujeres a la vida”, como relata Marilés Gil en el documental. O como dice Amor Pérez: “al fin y al cabo, la vida; vamos a contar la vida a través de mujeres reinas”. Mujeres que podían ser maleducadas, muy dignas, obsesivas, estrategas, dulces, supervalientes, soberbias, coléricas, generosas, muy ilustradas, impulsivas o muy inteligentes.
Pero en este camino común, el documental va abriéndonos otros senderos para acercarnos a múltiples realidades de las mujeres en la escena: la discriminación por edad, la reducción a determinados papeles, la precariedad laboral que imposibilita sostenerse en el oficio de actriz, las actividades de reivindicación y denuncia motivadas por la falta de oportunidades profesionales, el ingenio que debe desplegarse para la búsqueda de financiación y difusión, los cuidados y procesos personales nacidos en este peculiar viaje creativo…
El visionado mantuvo al público cautivo y atentísimo, porque los recursos cinematográficos de Patricia Roda, sutiles y maestros, consiguen que el documental sea ligero, divertido y profundo a un tiempo. Y porque las peripecias para llegar al estreno teatral final registran innumerables ensayos nocturnos, una campaña de reivindicación por parte del Sindicato de Actrices y Actores de Aragón, un evento de modelaje, un crowdfunding y varios saltos de obstáculos que, al verlos, provocan reír, llorar, rabiar y celebrar casi a la par.
Hay que reseñar la cantidad de mujeres e iniciativas de mujeres que El viaje de las reinas nos muestra visibilizando sus significativos aportes en la esfera creativa y artística. Pues como Blanca Resano subrayó en el cinefórum: “Hay que nombrar a las mujeres que dedican su vida al oficio”. Así, por ejemplo, el documental a nivel internacional nos conecta con el Magdalena Project, de Reino Unido, y el Festival A solas, de México; y a nivel local, destaca el valor de figuras como Joaquina Laguna, Pilar Doce, Pilar Delgado o Pilar Laveaga, entre otras.
De este modo, lo que empezó como un documental sobre un proceso de gestación teatral y acabó transformando a su directora, Patricia Roda, se erige también en el valiente ejemplo de un equipo artístico y técnico, mayoritariamente femenino, que decidió dejar de quejarse y levantar un proyecto teatral conjunto con el que superar la situación de discriminación en la que “todos los papeles se reducían a la niña, la monja, la puta”. Situación que se repite habitualmente cuando “en las promociones de la Escuela Municipal de Teatro salen egresadas tres veces más mujeres que hombres, si bien luego en las obras siempre hay el triple de hombres que de mujeres sobre el escenario”.
Patricia Roda abrió el debate con una frase que resume muy bien el espíritu de su creación: “¿Quién no es reina en este proyecto?”. Y el impacto que buscaba Blanca Resano, esa locura de reafirmar la presencia de las mujeres en las artes escénicas, no solo se logró, sino que produjo además un especial resultado, como destacó en el coloquio alguien del público que en su día lo fue también de la obra teatral: “ya no recordamos la historia como nos la enseñaron, sino como la vimos en escena. Para mí, ahora María Estuardo es la que vi en la representación teatral”.
Con el cuerpo emocionado y festivamente combativo, Ana Asensio cerró el debate recuperando una de las citas que Patricia Roda incluye en el documental, de Françoise Giroud, que recoge el potencial de cambio de nuestra acción, de esos retratos y autorretratos (leitmotiv del ciclo) impulsores de la evolución:
“Nunca creí que pudiéramos transformar el mundo,
pero todos los días podemos transformar las cosas”.
Fotos: Ángel López (@alopezca) y Pilar Irene Montes (Pimontes, @piillmontes)
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